Una profunda experiencia espiritual inigualable.
Una sensibilidad única que a veces hasta nos cuesta poner en palabras.
Un amor que no sabe de límites y es capaz de multiplicarse exponencialmente cada vez que alguien lo necesita.
Una compasión abarcativa a cualquier ser humano que se nos cruce.
Una alegría contagiosa que llena los hogares de risas y momentos inolvidables.
Una tristeza que nos empeñamos en ocultar para no dañar a los nuestros.
Una paciencia infinita para enseñar, cuidar y contener.
Una firmeza inquebrantable cuando la vida se pone compleja.
Un coraje indescriptible para dar vida y acompañarla en todas sus etapas.
Una visión sutil para darse cuenta de lo imperceptible.
Una furia descontrolada cuando alguien se atreve a lastimar a los nuestros.
Una sensualidad latente para convertirnos en seres magnéticos.
Una humildad desarrollada cuando no podemos solas y precisamos ayuda.
Una ternura que se filtra en cada gesto, en cada abrazo, en cada beso.
Una comprensión holística de todo y de todos.
Una inspiración constante para recargarnos de energía y encontrar fuerzas.
Una fuente de poder desbordante capaz de atravesar cualquier crisis.
Una melancolía silenciosa en los vacíos que se producen en el alma.
Una compañía inquebrantable en los buenos y malos momentos.
Una voz que calma, serena y equilibra las angustias.
Un corazón pulsando a pesar de cualquier circunstancia.
Una LIBERTAD conquistada que no sabe de retrocesos.
Una explosión de VIDA por donde nos miren. De LEGADO. Y de TRASCENDENCIA.
Todo eso y mucho más es SER MUJER.
Todo eso y mucho más somos capaces de OFRECER.
Todo eso y mucho más MERECEMOS RECIBIR.
Honrada de serlo y honrada de cada mujer que nos ha permitido estar hoy aquí a mí y a todas ustedes.