Bienestar Animal: Mucho más que salud física

Cuando pensamos en bienestar animal, muchas veces lo relacionamos únicamente con la salud: que nuestro perro o gato no esté enfermo, que coma y que se mueva bien. Sin embargo, el bienestar verdadero va mucho más allá de eso. Implica cómo se sienten nuestros animales, cómo viven su día a día, qué tanto pueden expresar su naturaleza y si tienen una vida que vale la pena ser vivida.

La Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) propone un modelo integral para evaluar y promover el bienestar animal, conocido como los Cinco Dominios. Este enfoque nos ayuda a mirar al animal en su totalidad, considerando sus necesidades físicas, emocionales y sociales.

  1. Nutrición. El primer pilar del bienestar es una alimentación adecuada. Esto significa no solo dar de comer, sino ofrecer una dieta equilibrada, adaptada a la etapa de vida, condición de salud y especie. El alimento debe ser seguro, palatable y nutritivo. Además, debemos observar si el animal tiene acceso constante a agua limpia y si puede comer en un ambiente tranquilo, sin estrés ni competencia.
  2. Ambiente. El entorno en el que vive un animal influye profundamente en su bienestar. Un espacio limpio, seguro y enriquecido promueve conductas naturales y reduce el estrés. Esto incluye temperatura adecuada, iluminación, ventilación, y también oportunidades para explorar, descansar y jugar. Incluso los animales que viven en departamentos necesitan estimulación ambiental y zonas donde sentirse cómodos y protegidos.
  3. Salud. El acceso a servicios veterinarios es esencial, pero el enfoque debe ir más allá del tratamiento de enfermedades. La medicina preventiva (vacunación, desparasitación, control dental), la detección temprana de padecimientos y el manejo del dolor son claves. Aquí también entra la medicina complementaria, como la fisioterapia, la acupuntura y otras terapias que buscan mejorar la calidad de vida del animal de forma integral.
  4. Comportamiento. Cada especie —y cada individuo— necesita expresar sus comportamientos naturales. Perros que salen a caminar, que olfatean; gatos que trepan, rascan, se esconden o se asolean. Limitar o reprimir estas conductas puede generar frustración, aburrimiento y problemas de comportamiento. El juego, el entrenamiento amable y el enriquecimiento sensorial permiten que los animales vivan con plenitud.
  5. Estado mental. Quizá el dominio más intangible, pero profundamente importante. Un animal puede estar bien alimentado y físicamente sano, pero si vive con miedo, estrés o soledad, su bienestar está comprometido. Este dominio nos recuerda que los animales sienten, que tienen emociones y que necesitan seguridad, afecto y estabilidad emocional.

Cuidar el bienestar es un acto de amor consciente

El bienestar animal es una responsabilidad compartida. Como tutores, debemos informarnos, observar con atención y estar dispuestos a hacer ajustes para que nuestros compañeros vivan con dignidad, alegría y tranquilidad. Como profesionales, tenemos la misión de acompañar a las familias en este camino, promoviendo una mirada más compasiva e integral.

Cuidar el bienestar no es un lujo: es parte esencial del vínculo que construimos con ellos. Un vínculo que, cuando se cultiva con empatía, transforma su vida… y también la nuestra.

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