América Latina  y sus  ciudades inteligentes y sostenibles

¿Qué tan lejos estamos?

Lograr que una ciudad o comunidad, consuma menos recursos naturales, menos energía, de ser posible generar energía limpia, favorecer el autoconsumo, tener procesos industriales y urbanos más eficientes energéticamente, con muy baja entropía, arquitectura eficiente térmicamente, con criterio de ahorro y eficiencia energética, impulsar movilidad sostenible, gestión adecuada de residuos sólidos, que evite acumulación, a través de criterios de economía circular, y finalmente lograr carbono neutral, o cero emisiones de GEI, y por último, promover el uso de la tecnología, y manejo de información, Eso es lo que conduce a crear las condiciones ideales para que surjan Ciudades inteligentes y sostenibles.

Lograr cambios profundos como en muchos países desarrollados en Europa y Asia, en la mayoría de sus ciudades, en todas estas líneas de acción permite en el tiempo alcanzar las condiciones que la cataloguen Smart city y aún así, no se alcanzaría el 100%.

1. – Gobernanza,

Debe existir la firme convicción y conocimientos, de la dirigencia política de realizar cambios profundos, y saber cómo realizarlos. Para ello se debe legislar, en primer lugar. Además se debe tener personas dentro y fuera de la gestión que ayude a articular planes estratégicos maestros que incluyan cambiar el paradigma. Si, dejar de hacer las cosas como se suele hacer, que son prácticas muy malas, pero que damos por sentadas como buenas, y enfocarse en implementar como punto de partida, la agenda de desarrollo sostenible del 2030 de la ONU. Eso debe incluir cambios estructurales y morfológicos de las comunidades y ciudades, contemplar espacios, vialidad inteligente, áreas verdes, arquitectura sostenible, espacios para huertos urbanos, privilegiar los espacios de encuentro por encima de espacios para vehículos, servicios públicos entre otros. Cambiar a través de ordenanzas las formas de pensar y actuar de la sociedad, formas de producir, formas de negociar, y formas de gestionar residuos sólidos y emisiones. Hacer más inclusiva a nuestra sociedad.

2.- Educar a la sociedad.

Sin una completa concienciación de la colectividad cualquier plan de transformar una caótica y desordenada ciudad en ciudad smart, y sostenible fracasará. Es indispensable que la sociedad sea transformada y se inocule como un ARN, el paradigma de la sostenibilidad. Solo hay que seguir los planes que otros países han desarrollado e implementado con éxito. A Los niños y jóvenes deberán ser educados en sus escuelas y universidades sobre estos temas. Crear carreras en Sostenibilidad. Los adultos aprenderán con incentivos, o sanciones, los jóvenes serán los que le den continuidad a todo lo que se instaure en pro de la sostenibilidad y las tecnologías que impulsen a transformar en ciudades sostenibles, ecológicas e inteligentes.

Finalmente y no menos importantes,

3.- La alianza privada y pública junto a las universidades, para crear conocimiento y apalancar económicamente todas las transformaciones necesarias que se deben desarrollar. A través de mecanismos de financiación verde, como los bonos verdes emitidos por banca de inversión y/o comercial respaldados por organismos financieros multilaterales, y en paralelo impulsar los mercados de carbono. Todo un tejido ecosistema financiero Que promueva proyectos Sostenibles. Sin todo lo anterior no se logrará nada y tendremos ciudades caóticas, desordenadas, y anárquica como las que tenemos hoy día en nuestros países latino americanos.

Mientras estos tres pilares no se fortalezcan solo veremos ciudades desordenadas, espacios invadidos de manera abusiva, conducción y orden vial sustentado en el caos, desorden y la anarquía.

Lo vemos en el decadente tránsito del transporte público, que no respetan límites ni de velocidad, ni de capacidad, y menos de manutención mecánica, propiciando la Anarquía que se traduce en deterioro de calidad de vida del ciudadano. Expansión urbana desmedida y desbocada, sin orden ni plan; espacios verdes reducidos a zonas de acumulación de residuos, acompañada de una ausente gestión de residuos sólidos basada solo en la ineficiente recolección y deposición sin segregación de todos los residuos convertidos en desechos, con un costo abusivamente criminal, cuando en otros países, no cuesta nada porque las alcaldías se beneficia de la Reducción, Reutilización y Reciclaje de los residuos, como negocio integrador. Veremos Ciudades con un pésimo criterio de gestión de agua potable y de saneamiento, cuyo único esfuerzo es contaminar las fuentes naturales de agua, devolviendo las aguas servidas sin tratar a estás fuentes, que una vez fueron potable, en lugar de tratarlos debidamente y aprovechar su potencial energético y de producción de abono orgánico (al igual que los residuos sólidos orgánicos), y luego sí, regresarlas a su fuente como agua limpia, o recircularla, para nuevamente ser consumida, como hacen los países que están más cerca de ser inteligentes y sostenibles.

Finalmente a todo esto no se le puede llamar ciudad inteligente, ni sostenible ni ecológica. Nada de eso es indicativo de Sostenibilidad o inteligencia urbana.

Mientras no vayamos de la retórica a la acción, veremos que nuestros municipios, quedarán inmersos en modelos de ciudades o comunidades degradadas y desordenadas. Y no se acercarán ni lejanamente a una tímida comunidad medianamente verde y ecológica. Mientras todo se maneje así, no veremos ciudades inteligentes.


En Venezuela contamos con excelente talento y capital humano preparado y capacitado para crear conocimiento y proyectos factibles para llevar todas las ciudades y comunidades a una mayor sostenibilidad y a aproximarse en corto plazo a ciudades inteligentes y sostenibles.

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