Esta es la mejor manera que encuentro para definir un estado de ánimo, una manera de ser, una actitud constante…VIVIR EN PROPÓSITO.
Otra manera de decirlo sería: VIVIR EN SINTONÍA CON LO QUE TE INDICA TU CORAZÓN.
¿Suena simple, no? ¿Y porqué será que a veces nos cuesta tanto?
Hoy quiero hablarte de esa posibilidad. No es tan descabellada. No es imposible. Pero si requiere atención plena y mucha presencia permanente.
No se lleva bien con las distracciones, tampoco con las dispersiones ni las vacilaciones.
Eso si te mantiene sana, entusiasmada, alegre, esperanzada y enérgica. También entera, sin romperte en el camino.
En muchos momentos nos empeñamos en torcer el rumbo de lo que nuestra intuición nos indica con claridad. No le damos entidad, dudamos, le damos más espacio a nuestros miedos y es allí cuando nos desviamos del privilegio de VIVIR EN PROPÓSITO.
¿Qué significa entonces tener plena presencia en mis propósitos? Ni más ni menos que prestarme atención, no dispersarme, no simular que estoy bien cuando me invade el malestar, estar atenta a mis sensaciones, a mis intuiciones, a esa voz del corazón que permanentemente me habla y a veces desconozco.
Plena presencia en mis propósitos es habitar la coherencia de mi pensar, sentir, decir y actuar.
Propósitos de vida, sentidos de vida.
No vienen dados, cada una de nosotras tiene la increíble tarea de descubrirlos.
Los seres humanos, a diferencia de los animales, somos los únicos que podemos reflexionar sobre nuestra existencia. Esto nos hace libres, nos da la posibilidad de elegir y de hacernos responsables.
Podemos transitar nuestra vida de acuerdo a los propósitos de otros…o definir los nuestros y poner toda nuestra fuerza y poder de acción allí.
VIVIR EN PROPÓSITO es también tener la humildad de reconocer y aceptar cuando mis pulsiones van hacia otro lugar, cambian de dirección. Cuando lo que me inspira ya no es lo que era, sino que es algo nuevo. No resistirlo, tomarlo todo.
VIVIR EN PROPÓSITO es además, tener el coraje para hacerme cargo de lo que cada día le da sentido a mi VIDA. Aunque no cumpla las expectativas de los demás, aunque sea diferente a lo que imaginé, aunque eso signifique desarticular patrones y modificar creencias.
No tenemos un solo propósito en la vida… sino muchos. Esos propósitos no son los mismos a lo largo de nuestro existir. Cambian en sintonía con nuestras transformaciones. Y podemos declarar cuántos queramos a medida que vamos creciendo, evolucionando y mirando el mundo con diferentes ojos.