Mamá, papá, me rompieron el corazón.

Mi familia ya no soporta que en algún acto de la vida me acuerde de ti y te nombre. De todas las cosas que quieren que no sucedan, una de ellas eres tú. Desean con toda su fuerza que jamás te atrevas a volver a tocar mi puerta, porque me vieron. Vieron cómo después de todo el brillo en mis ojos ya nadie me parecía interesante, y eso comenzó a aterrarles, porque si algo me caracterizaba era la ilusión y la ternura con la que veía al mundo. Y después de ti, es como si el mundo se hubiera apagado. O al menos eso era lo que yo creía. El mundo seguía igual o mejor; era yo la que ya no quería salir del cuarto.

Ellos me vieron más ilusionada por tus sueños que por los míos, me vieron llorar un día sí y al otro también. Yo los entiendo, ¿sabes? Ningún padre ni ningún hermano disfruta ver a su hijo o a su hermano volver constantemente con una persona que está todo el tiempo transformando el amor en algo pequeñito, en algo sin sentido. Porque si en algo creo es que el amor nunca debería de hacernos sentir insignificantes, o culpables, o peor aún, sin rumbo. Y contigo, de lo único que estaba segura es que no me querías lo suficiente. Pero… ¿cómo les decía eso a ellos y al mismo tiempo les explicaba que era la primera vez que no quería irme? ¿Crees que me hubieran entendido? ¿Crees que me hubieran regañado? Porque no es así como ellos me enseñaron que se ve el amor. Nunca quise hacerlos sentir culpables. Fui yo la que se enamoró con un beso, ¿qué tonta, no? Pensé que para ti era igual, porque ellos siempre que me besaban me decían lo mucho que me querían y por eso creí también en tu beso. Ahora no sé cómo distinguir el amor.

Aún no soy mamá, ni tampoco sé si algún día lo seré, pero por alguna extraña razón entiendo su sentir. Quizás porque me imagino a alguien haciéndoles daño y son ilimitadas las formas que se me cruzan por la cabeza para impedirlo. Me pregunto si me perdonarían el daño que permití que me hicieras y las veces que, sabiendo que no me querías, intenté convencerte de que valía la pena. Pasa que entre todo este enredo, sigo pensando en ti y en los únicos que creí que éramos. ¿Cómo les explico que pensé que te había encontrado? ¿Que te sentías de una forma correcta? Ellos lo vieron primero, cuando de apagarme contigo solo se trataba y lo único que sabías era lastimarme con tus intermitencias. Quizás deba guardarlo como secreto. Qué poco me quise.

Una vez leí que hay amores que sólo puedes querer no estando con ellos y nunca me había sentido tan identificada. A ti lejos es la única manera donde puedo quererte y puedo quererme al mismo tiempo, porque lejos no te alcanza el cuerpo para acuchillarme y yo no estoy constantemente preguntándome si existirá algún día en el que me vayas a querer sin peros. Una vez me escucharon decirle esto a una amiga. Pude oír cómo susurraban entre ellos y hasta allá me llegó su paz cuando supieron que ya no formabas parte de mi vida. Yo tragué saliva nerviosa y pensé: ‘’pero todavía le quiero’’. En el fondo sabía que eso no importaba mucho. Yo nunca iba a ser feliz contigo y a ti, por una extraña razón que nunca entendí, siempre te iba a dar placer saber que me dolías y esa es la definición más mediocre de amor que he encontrado y no, muchas gracias, me voy sin entender cómo, después de tantos años sola haciendo una lista de todos esos comportamientos que no me convenían para enamorarme, no pude verte a ti y a lo poco que sabes de amor.

Me voy más por ellos, que por mí, porque me está doliendo ver cómo les duele mi dolor. Quizás más tarde pueda agradecérselos, mientras ahorita lo único que me importe es seguir siendo humana equivocándome contigo. Me estoy yendo, no sabes cuánto amor me está costando. Estaré bien, creo.

Aquí en esta vida, mamá y papá enseñan de amor y te hablan del propio y por eso, aunque te quiera, me estoy queriendo más, o por lo menos lo estoy fingiendo. Que sirva de algo este engaño, que me salve, que me aviente lo más lejos de ti y que cuando menos me acuerde de este esfuerzo, alguien me mire y no le parezca difícil quererme y me acompañe a quedarme, me abrace lento y me recuerde al amor que viví cuando era pequeña.

Mamá, papá, me estoy yendo de donde nunca me quisieron. No sé ustedes, pero es la primera vez que me siento orgullosa.

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