Emigrar es mucho más que cambiar de lugar y encargarse de los trámites que eso conlleva; se trata de un proceso interior desafiante.
Cuando cambiamos de lugar, dejamos atrás todo el entramado social y cultural en el que nos hemos desarrollado como personas o profesionales y al que nos unen miles de hilos que a pesar de ser invisibles, nos tocan sin darnos cuenta.
Los estados mentales están muy unidos a los hábitos, rutinas y estados de ánimo que están presentes en nuestro día a día. Todo lo que configura nuestra manera de ser está relacionado con el entorno.
Aunque cada caso es único, se pueden destacar en los primeros meses los siguientes efectos de irse a vivir a otro país; cuanto más diferente culturalmente y lejano, más intensos tenderán a ser estos fenómenos emocionales y de conducta:
1. Soledad no deseada
Suele ser uno de los primeros en manifestarse. Suele aparecer tanto en personas que emigran con otros, como en personas introvertidas o con poca tendencia a salir de casa.
2. Ansiedad por la falta de apoyo social
En el país de origen, tendemos a sentirnos más seguros porque tenemos un mayor acceso a quienes nos pueden ayudar en situaciones de crisis. Afuera, esta sensación de estar “cubiertos” en las situaciones extremas es menos habitual, y esto puede dar lugar a problemas vinculados a la ansiedad.
3. Búsqueda de aprobación
Sentir la presión de “compensar” por el hecho de ser ciudadanos extranjeros, asumiendo que su presencia es una molestia. Esto hace que adopten un perfil más proclive al conformismo y a no defender sus intereses y opiniones; y junto con esta tendencia, aparece el miedo a fracasar socialmente y falta de autoestima.
4. Aburrimiento
El hecho de no haber crecido interiorizando las dinámicas de tiempo libre de los habitantes del nuevo país hace que no pocos migrantes encuentren poco satisfactorias otras costumbres de ocio.
5. Incomodidad ajustándose a los valores del lugar
Exponerse de manera continuada a un sistema de valores muy distinto al que se asume como propio genera un desgaste importante, pero siendo flexibles, se llega a una fase de aceptación.
(de Valero-Garcés)
¿Cambiaste de país? ¿Cuál fue tu experiencia?
Te leo…