Cuando las desgracias llegan juntas, me quiero como el pájaro al nido.
Cuando no hay pastillas para calmar este dolor tan agudo, mi bálsamo es un te quiero que lanzo desde un suspiro.
No doy paso a la tristeza, que me asecha con apuro.
Las sombras desaparecen entre las nubes que se asoman para dar luz a un alma que enfrenta a sus enemigos.
Mi felicidad no es un error, no hay fantasmas en mi hogar, donde habita la esperanza y el cielo alumbra mis días, para dar vida a las flores que en mi jardín resplandecen aún cuando llega el frío.
Soy la brisa que acaricia cada rostro entristecido, devuelvo frescura al alma que se atormenta pensando que no hay solución alguna ante un mundo muy cambiante y cada vez más vacío.
Dedicado a todos los niños que luchan contra el cáncer.
@lallavedepuertaalcielo