Desplegando las alas

Ya he compartido en este espacio mi experiencia con la maternidad y la vida laboral: esa incapacidad que tuve para compaginar mi vida profesional con el reto de la maternidad primeriza o, mejor dicho, esa capacidad que tuve para sentir, con todo mi ser, la responsabilidad de ser madre y vivirla al máximo.

Hace casi 11 años tuve a mi único hijo, el regalo más hermoso que me ha dado el universo. Y hace cuatro, retomé mi vida laboral poco a poco, como cuando, antes de entrar al mar, pruebas la temperatura del agua: de a pasitos, para ir temperando el cuerpo. Creía estar preparada para asumir el compromiso de un trabajo con cierto grado de responsabilidad y decidí meter el pie, tocar el agua, esa agua fría pero seductora que me invitaba a sumergirme.

Vale la pena decir que mi vida laboral siempre se ha caracterizado por estar acompañada de muchos viajes, tanto nacionales como internacionales. Ese era uno de los componentes que más conflicto me generó cuando me convertí en madre. Hoy en día, ese componente está resurgiendo, y me veo nuevamente empacando y desempacando mi equipaje para tomar un nuevo avión.

Hace años, cada nuevo viaje me emocionaba. Todo era fácil: sabía viajar ligera y lo hacía frecuentemente. Una amiga solía decir: “Sólo es cuestión de cerrar el agua, el gas y poner llave a la puerta”; y sí, en ese entonces, no había nadie más esperando mi regreso ni nadie por quien regresar en una fecha determinada.

Mi realidad hoy es diferente. Me entusiasma viajar, pero al mismo tiempo, me siento melancólica. Son sentimientos encontrados. No se trata de juzgar qué época fue mejor, simplemente de atesorar lo vivido y disfrutar lo que se está viviendo. Y para mí, el presente es mi mejor momento.

Hace unos días, en el avión, recordaba los lugares que he visitado, los olores, la comida, la gente que he conocido y las experiencias que han quedado en mi corazón. Al mismo tiempo, regreso a mi presente, desplegando nuevamente las alas, pero sabiendo que no he tenido que cerrar ni el gas ni el agua, porque tengo dos hombres, mi esposo y mi hijo, esperándome… y por quienes deseo volver.

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