De la Herida a la Vida

Dedicado a ti,
Que recuerdas con dolor algunas escenas de tu vida.
Que tienes vacíos en tu alma que no sabes cómo llenar.
Que aún teniendo logros y motivos para ser feliz ahora, no logras sentirte así.

Probablemente has escuchado o leído en libros y redes sociales sobre las heridas emocionales, los tipos que hay y algunas claves para sanarlas, y ojalá que reconocerlas y aceptarlas fuera un proceso tan rápido como para sentir que ya no van a interferir en nuestras vidas, relaciones con otros y nosotros mismos.

Las heridas emocionales se producen de sucesos dolorosos del pasado, que no se manifiestan conscientemente en nuestro presente y se guardan en el “cofre del inconsciente” , expresándose en conductas que no son fácilmente explicables y preferimos creer que son parte de nuestra personalidad, temperamento o carácter , sin comprender que estamos defendiendo y reaccionando de alguna circunstancia o persona que abre ese “cofre” de heridas que hemos creído olvidar, probablemente sin la intención de hacerlo.

Una de las formas de reconocer nuestras heridas, es observando nuestras conductas más frecuentes, aquellas que se repiten en distintas relaciones, incluso las que se relacionan con personas significativas en nuestro entorno.

 Herida de Abandono (Ejemplo: tendencia a depender de otras personas)

 Herida de Rechazo (Ejemplo: Aislarnos ante los problemas, evitar mucho contacto físico, etc.)

 Herida de Humillación (Ejemplo: Retraernos, tomar a personal los comentarios, actitudes defensivas)

 Herida de Injusticia (Ejemplo: tendencia perfeccionista, altos niveles de autoexigencia, rigidez ante propuestas de cambio)

 Herida de Traición (Ejemplo: Dificultad para confiar en otros, le cuesta vincularse, necesidad de tener todo bajo control, poca tolerancia a la incertidumbre)

Es muy frecuente que tengamos varias de estas heridas, no solo en nosotros sino en otros. Cuando tenemos consciencia de nuestras heridas emocionales, podemos empatizar con las reacciones y conductas de otras personas.

No se trata de justificar el daño que otras personas pudieron dejarnos en nuestro mundo interior, se trata de comprender y comprenderte para que en función a ello, decidir buscar sanar por ti y el contacto con tu paz.

Cuando identificamos la situación dolorosa, nos damos cuenta que está en nosotros y nos pertenece, que aún cuando no quisiéramos haberla vivido, es necesario aceptar que ocurrió y comenzar a ver en ella, no solo aquello negativo que nos produjo, sino cual fue su contribución para quien soy hoy:

¿Qué aprendí?
¿Qué valor le voy a seguir dando en mi vida?
¿Cómo puedo hacer de ella (herida), un impulso y recurso para mejorar?
¿Me convierto en la herida o me transformo en ella?

Querer borrar la herida, imaginar que no pasó y seguir actuando de manera inconsciente a través de ella, es el camino más difícil y empedrado que vas a recorrer en la vida, pues afectará no solo a ti, sino tus relaciones y tus acciones.

Te invito a buscar ayuda profesional para conectar esas heridas, identificarlas, aceptarlas, comprenderte y actuar para sanarlas.

Pasa de la herida a vivir la vida!

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