Cuando lo simple nos salva: La técnica de la Tortuga

En ocasiones sentimos tanto estrés que se nos dificulta levantarnos de la cama, encontrar motivos para seguir, relacionarnos con otras personas. Sentimos ansiedad o que la tristeza y el dolor nos abruman.

En esos momentos, cuando no logramos distinguir si lo que sentimos es cansancio o una emoción que nos desconecta del placer y el disfrute en nuestro entorno, es necesario detenerse y bajar el ritmo de nuestra cotidianidad. Comprender que no estamos en las mismas condiciones para alcanzar los mismos resultados que antes.

Para ello, regresar a la sencillez de nuestras rutinas y a la simplicidad de lo que nos rodea puede salvarnos de situaciones emocionales y mentales más profundas. Una herramienta para lograrlo es la técnica de la tortuga:

  • Detente, observa y no reacciones de inmediato. Date un momento para reconocer qué suma a tu estrés.
  • Recuerda que la respiración es tu aliada natural. Te ayuda a calmarte, tomar fuerzas y seguir. Hazlo varias veces al día.
  • Reconoce lo que sientes sin juicios. No etiquetes tus emociones como buenas o malas, simplemente obsérvalas.
  • Refúgiate en tu entorno seguro. Así como la tortuga se resguarda en su caparazón, conecta contigo antes que con otros. Mirarte y sentirte es clave.
  • Muévete más lento y observa lo sencillo a tu alrededor: la cama sin tender, los platos sin lavar, los libros sin leer, el tiempo sin hablar con tu mejor amigo o amiga, la falta de abrazos de tus seres queridos…
  • Ubica tus opciones para reconectar. ¿Qué has dejado de lado por la prisa, los compromisos o las expectativas?
  • Elige por dónde empezar. ¿Tender la cama? ¿Lavar los platos? ¿Leer algunas páginas de un libro? ¿Llamar a un ser querido? ¿Dar un abrazo? Cuando inicias con uno de estos pequeños pasos, comienzas a reordenar tu vida y tus días.
  • Cuando eliges y actúas, ya tomaste una gran decisión. Avanza a un ritmo más lento, porque ahí encontrarás la calma dentro del caos.

Si aprendemos a detenernos ante situaciones que intensifican nuestras emociones y nos desajustan en la vida cotidiana, si vamos más despacio ante la avalancha de estímulos en la que estamos inmersos —el tráfico, las exigencias laborales, los problemas familiares y un entorno cambiante—, podremos mejorar nuestro autocontrol y nuestra educación emocional.

Pensarnos y sentirnos más, en lugar de actuar de manera automática ante el mundo, nos permite accionar con conciencia en lugar de reaccionar. Y eso mejora nuestra salud integral.

¡DES-PA-CI-TO, como las tortugas!

3 comentarios

  1. Me gustó mucho este artículo, me encantó la técnica de la tortuga lo aplicaré en mi vida, es verdad muchas veces no nos damos cuenta que el observar, contemplar y andar lentamente nos ayuda a encontrar el equilibrio.

    1. Me alegra mucho que te haya gustado, pero que además, te sea útil. Si, a veces solo necesitamos bajar el ritmo o parar.
      Gracias por comentarlo y valorarlo.

  2. Buenos días. Espero que te encuentres bien Irene.

    Definitivamente siempre tenemos que reconectar, no etiquetar nuestras emociones y siempre tratar de salir adelante.

    Saludos

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