Hace algunos años se cruzó en mi camino la mirada sistémica, particularmente esa que nos ofrece la perspectiva de las Constelaciones Familiares, enfoque creado por Bert Hellinger.
Esta mirada golpeó mi cabeza y tocó mi corazón, una frase que describe mi propia experiencia con este enfoque; cuando conocí esta manera de ver y afrontar la vida, varias de mis creencias más enraizadas fueron cuestionadas, se tambalearon, me preguntaba qué demonios era lo que este señor planteaba, tratando de acomodar las ideas dentro de un esquema al que estaba habituado.
Al mismo tiempo una energía sumamente amorosa se apoderó de mi corazón, tanto, que de ahí en adelante este enfoque se ha convertido en la guía más importante que orienta no solo mi vida personal, sino la forma como elijo acompañar a quienes acuden a mi práctica en busca de ayuda.
Quiero compartirte tres de los beneficios que he experimentado, de los que he sido y soy testigo, que aporta el enfoque de las Constelaciones Familiares a quienes se arriesgan a tener un acercamiento con apertura, con la disposición de conocer lo que se plantea en esta mirada, evitando quedarse con los comentarios (casi siempre “cortos”) de quienes se resisten a validar lo que esta manera de ver y vivir la vida ofrece.
Desde mi perspectiva uno de los aprendizajes más trascendentales que nos ofrece esta mirada tiene que ver con la idea de que el amor no es suficiente, a pesar de reconocer como un hecho que todo lo que hacemos en el fondo tiene una intención amorosa; sin embargo, el planteamiento es que no basta con eso, pues basta mirar a aquellos padres que amorosamente asesinan a sus hijos, hijos que amorosamente eligen (consciente o inconscientemente) una enfermedad, un destino difícil o incluso la muerte siguiendo a sus padres o abuelos, mujeres que amorosamente se implican en relaciones violentas, etc.
El amor que manifestamos puede que sea un amor desordenado, un amor pequeño, infantil, lo que nos llevará probablemente a resultados poco favorables para nosotros y quizá para quienes más amamos; para que nuestro amor sea fructífero, con resultados que nos permitan lograr bienestar personal y para quienes están cercanos a nosotros, se requiere de un ingrediente que Hellinger llamó ORDEN.
El primer beneficio que yo he experimentado con este enfoque es que cuando logramos entender lo que palabra ORDEN significa y nos comprometemos a respetar este ORDEN nuestra vida se aligera, los niveles de estrés se acomodan en forma saludable, podemos mantener y/o recuperar la salud física y/o emocional, logramos vivir con más felicidad y Paz.
Un segundo beneficio que nos ofrece este enfoque es que nuestra mirada se hace más amplia, nuestro entendimiento más profundo, generamos una actitud más compasiva hacia nosotros y los demás, además que nuestras decisiones/ acciones las tomamos con una mayor consciencia de los efectos que éstas pueden provocar al sistema familiar (extendido) del que somos parte.
Y un tercer beneficio es que muy probablemente podremos encontrar nuestro lugar en el sistema, estableceremos relaciones interpersonales mucho más nutricias, caracterizadas por una disposición a mantener el balance entre lo que damos y lo que tomamos, y desarrollaremos una postura más incluyente, menos juiciosa, tanto de nosotros mismos como de todos los seres humanos que habitan este planeta.
¿Te gustaría disfrutar de estos beneficios? Te invito a que te animes a conocer a profundidad lo que el enfoque de las Constelaciones Familiares plantea, a experimentar en carne propia los aprendizajes contenidos en esta metodología, a realizar aquellos cambios que te permitirán tener una vida mucho más plena, satisfactoria, una que te ayude a terminar de convertirte en esa persona que estas llamada a ser.